Por definición, una hamaca es: “Una red que, colgada por los extremos a dos árboles o cosas semejantes, sirve de cama o, conduciéndola, de vehículo”.
O bien, “Asiento grande formado por una armadura plegable, generalmente de madera, y una tela que sirve de asiento y respaldo”.
Eso es una hamaca, y todos hemos en algún momento disfrutado de sus beneficios para descansar, dormir o tal vez para jugar.
Origen de la Hamaca
El origen de la hamaca no se tiene claro, pero, tratándose de un objeto de manufactura tan sencilla y simple, lo más probable es que haya surgido en diferentes sitios con iguales o distintos fines, a su vez determinados por necesidades asimismo diferentes.
Se dice que nació en el sur de México, en Centroamérica, en Sudamérica, en las islas del Caribe e incluso que en Europa, esto último con base en la representación de una hamaca en el “Salterio de Luttrell”, que data de alrededor de 1330, muchos años antes del descubrimiento de América por parte de Colón.
Lo que sí parece indiscutible es que a partir de la llegada de los europeos a América su uso se extendió y se popularizó, ya que muchos de los marineros comenzaron a utilizarla simplemente por comodidad, y porque el balanceo se ajustaba perfectamente al movimiento del barco navegando.
Hamaca Americana
La antigua hamaca americana consistía en una red formada de hilos gruesos y anchos, pendiente en el aire entre dos troncos de árboles a modo de bolsa colgante, útil para recostarse a descansar y para mecerse en vaivén entre sus mallas, con cierta similitud a una red de pesca debido a lo ancho de sus aberturas entre nudo y nudo.
Palabra hamaca
Respecto al origen de la palabra hamaca se relaciona con el “taíno”, una lengua indígena de la familia arawak que se hablaba por todo el territorio de las Antillas, en el que la palabra “hamac” significaba“red para pescado”.
Como es de suponer con el tiempo empezó a perfeccionarse el procedimiento de la confección de hamacas.
Yucatán
Particularmente en Yucatán, se idearon nuevos tejidos o mallas hasta encontrar el que perdura hasta la fecha, que consiste en hilos entrecruzados que se aprietan o distienden a voluntad de quien la vaya a utilizar.
Se dice que los frailes franciscanos trajeron los bastidores, los hilos y las agujas para enseñar el urdido de hamacas a los feligreses.
Urdido de la Hamaca
El urdido de la hamaca se realiza en un bastidor que consta de dos largos palos de madera, cilíndricos y perpendiculares, como de cinco centímetros de grueso por cerca de dos metros de largo, colocados paralelamente uno enfrente del otro a una distancia de metro y medio o dos, según el tamaño que se quiera dar a la hamaca.
Los palos se introducen sobre las bases de madera y se unen entre sí por dos largueros horizontales que penetran en las sendas hendeduras hechas en los mástiles asegurándose con cuñas, y acercándolos o retirándolos se gradúa el tamaño de la hamaca.
La labor se empieza rodeando en forma de madeja los dos palos verticales del bastidor con el hilo que se va a utilizar para el tejido. Como hay bastante hilo enmadejado, se toma una aguja o lanzadera labrada en madera fuerte o hueso en forma de barquichuelo calada en el centro, en la que se ha devanado previamente el hilo.
En este punto la tejedora comienza a entrecruzarlo con los hilos de la urdimbre, y paulatinamente se va formando la trama de la malla.
Antes de comenzar a tejerse la trama se teje un borde en forma original, que es lo que constituye la orilla de la hamaca.
Una vez terminada de tejer con todo y sus bordes se le ponen los brazos, que consisten en una serie de hilos enganchados en la extremidad de la banda tejida que se anudan en los extremos haciéndose con el mismo hilo una especie de argolla en forma de pera por donde pasan los lazos, dos sogas bien corchadas con nudillos o borlas en sus extremidades, que se emplean para amarrar y tender las hamacas entre dos soportes.
Materiales de la hamaca
Se elaboran hamacas de mecate o hilo, de hilo fino de henequén, de cáñamo, de lienzo, de lona y de hilera, que es la hamaca más fina que se teje en Yucatán. Se urde con un hilo finamente corchado de algodón o de lino en cualquier color.
Colgar una hamaca es sencillo, bastan dos puntos de sujeción, que pueden ser dos árboles o dos ganchos en las paredes de una habitación, y desde luego el espacio necesario depende de las medidas de la hamaca.
La hamaca debe quedar bastante suelta y combada, nunca tensa o estirada, para tener libertad de movimiento.
Son fáciles de transportar porque se pueden compactar; son ideales para viajes y ligeras, ya que una hamaca pesa menos de tres kilos.
Cuidados de la hamaca
Las hamacas deben lavarse a mano, no en lavadora, y es mejor usar jabón suave de lavado a mano y agua fría y nunca usar lejía. La primera vez que se lave es conveniente agregar al agua un puñado de sal o bien un chorro de vinagre, ya que tanto la sal como el vinagre sirven para fijar los colores.
Las hamacas de tela sí pueden lavarse en lavadora, aunque siempre con jabón suave y agua fría.
Para impedir que los hilos de los brazos se enreden se suelen unir los dos extremos y atarlos con una cuerda o mosquetón; después hay que extenderla al sol para que se seque y se desprenda la humedad que se pueda haber acumulado.
Dando seguimiento a las recomendaciones sugeridas una hamaca es muy durable y sumamente útil para ocasiones especiales.
Hamacas de Yucatán
Las hamacas de Yucatán no son sólo una bella muestra de artesanía, son también el lugar más cómodo para leer, dormir, descansar o simplemente relajarse.
Su tejido suave da forma a una fina red que se adapta ergonómicamente al cuerpo independientemente de la talla, y ya que son muy anchas, es posible recostarse en diagonal o transversalmente, manteniendo la espalda recta y protegida.